La migraña es una enfermedad que afecta a nuestro cerebro y a la anatomía que lo protege. Los síntomas de migraña no generan daños físicos, pero sí funcionales, lo que convierte a la migraña en una de las enfermedades neurológicas más discapacitantes a día de hoy.
Migraña, síntomas
Las personas afectadas por migrañas, sufren una alteración del sistema nervioso que activa una considerable secuencia de síntomas de migraña, entre los que figuran:
- Alteración de la frecuencia miccional.
- Antojos alimentarios.
- Aversión a ciertos olores.
- Bradicardias.
- Cefaleas (dolor de cabeza) muy intensas y pulsátiles.
- Dolor corporal.
- Edema palpebral.
- Fatiga e incapacidad.
- Hipertensión.
- Hipotensión.
- Hostilidad, depresión, angustia y tendencia al aislamiento.
- Inyección conjuntival.
- Irritabilidad y ansiedad.
- Intolerancia a la luz, el ruido intenso o el resplandor.
- Manos frías.
- Mareos y vértigos.
- Mayor potencia olfativa (hiperosmia).
- Palidez y sudores.
- Retención de líquidos y aumento de peso.
- Taquicardias.
- Trastornos gastrointestinales: náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento y distensión abdominal.
¿Se puede curar la migraña?
Estamos frente a una enfermedad neurológica que suele aparecer en períodos de larga duración. Y, aunque nos acompañará durante mucho tiempo, con un diagnóstico profesional, un tratamiento acertado y un estilo de vida saludable, menos del 2% de enfermos soportará los síntomas de migraña más allá de los 50 años de edad. Con todo, casi una tercera parte seguirán sufriendo migrañas pasados los cincuenta, aunque con ataques menos violentos y una sintomatología más tolerable.
Estos datos revelan que un buen diagnóstico y una participación activa y responsable en los tratamientos que nos recomiende el especialista, tienen una influencia determinante en nuestras probabilidades de recuperación.
Migraña, tratamientos
El tratamiento para la migraña no es igual para todos; cada persona necesita un tratamiento adecuado al tipo de ataques que sufra, su intensidad y la duración de los mismos.
Partiendo de la importancia de evitar la automedicación y el sobreuso de fármacos, pues puede empeorar o cronificar la migraña, los tratamientos para la migraña más comunes son:
- Leves o moderadas: antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
- Moderadas o graves: analgésicos, agonistas de los receptores 5HT-1 y anticuerpos monoclonales contra el receptor del CGRP.
- Crónicas: amitriptilina, betabloqueantes, flunarizina, ácido valproico, topiramato, toxina botulínica, anticuerpos monoclonales contra el receptor del CGRP.
Por lo tanto, cuando padezcamos un dolor agudo el médico nos prescribirá tratamientos analgésicos, que frenaran los síntomas de nuestra migraña: analgésicos, antiinflamatorios no esteroideos (AINE), triptanes o antieméticos.
Cuando nuestros ataques sean muy frecuentes e intensos, el médico nos recetará tratamientos preventivos para la migraña, que evitarán su aparición o reducirán su intensidad: betabloqueantes, calcioantagonistas, antidepresivos, antihipertensivos, neuromoduladores, toxina botulínica A o anticuerpos monoclonales.
Los resultados de los nuevos tratamientos biológicos para la migraña, los anticuerpos monoclonales contra el receptor del CGRP, son esperanzadores. Pero, actualmente, el Ministerio de Sanidad solo permite solicitarlos a personas con un mínimo de ocho crisis mensuales de migraña y que hayan probado, previamente y sin éxito, al menos tres fármacos preventivos.
Terapias alternativas para la migraña, ¿son efectivas?
Partiendo de la importancia de adoptar un estilo de vida que nos ayude a prevenir los ataques de migraña y de la relevancia de ser constantes y responsables con el tratamiento para la migraña indicado por el médico, adicionalmente, podemos recurrir a terapias alternativas no farmacológicas que también han demostrado su eficacia:
- Suplementos vitamínicos: la riboflavina, el magnesio, la coenzima Q10 y la vitamina D, ayudan a reducir la intensidad y frecuencia de los ataques.
- Fitoterapia: el Butterbur, planta medicinal conocida como ‘petasita’, ha demostrado su capacidad de disminuir los ataques de migraña.
- Conductas: técnicas de relajación, terapias cognitivas, la meditación, masajes, fisioterapia y quiropráctica espinal.
- Neuroestimulación: aplicación de estímulos eléctricos o magnéticos no invasivos, para cambiar las vías de trasmisión del dolor.
No ignoremos la importancia de consultar con el especialista antes de decidirnos a aprovechar cualquiera de las terapias alternativas previamente citadas.